Sucede una cosa bastante bonita después de los rodajes de cortos en 35mm, que para nosotros son superproducciones. Y es que mientras la peli se va montando a su ritmo, te van llegando reflejos de lo que fue el rodaje: primero las fotos, luego el making of, quizás algún trailer, vas viendo los primeros montajes... así que cada X meses te tienes que acordar del fantástico mogollón de gente que se juntó para crear 10 minutos de imágenes.
Esta es la historia, muy bien contada por Vladimir Ráez y sus colaboradores, de uno de esos cortos milagro: a pesar de tener entre manos muchas cosas nuevas para nosotros (dirigir a un perro, efectos especiales, construcción en plató...), logramos mantener el tipo, parecer profesionales y rodar cada puto plano de esta película que esperemos os destroce las retinas en breve.
Esta es la historia, muy bien contada por Vladimir Ráez y sus colaboradores, de uno de esos cortos milagro: a pesar de tener entre manos muchas cosas nuevas para nosotros (dirigir a un perro, efectos especiales, construcción en plató...), logramos mantener el tipo, parecer profesionales y rodar cada puto plano de esta película que esperemos os destroce las retinas en breve.